Cuando el calzado se moja, el instinto humano nos grita que apliquemos calor para acelerar el secado. Sin embargo, para el calzado de piel, esta lógica es errónea y destructiva. Es hora de desmentir los mitos:
Mito 1: "Usa un secador de pelo para un secado rápido."
La Verdad: El calor concentrado "cocina" la piel, provocando que:
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Las fibras de colágeno se contraigan violentamente
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La piel se vuelva rígida, acartonada y propensa a agrietarse
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Se derritan los adhesivos de la suela
Mito 2: "Ponlos cerca de un radiador o fuente de calor."
La Verdad: El calor seco e intenso causa:
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Secado desigual (partes secas vs. húmedas)
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Tensión en el material → deformaciones permanentes
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Debilitamiento de costuras
Mito 3: "Déjalos secar al sol."
La Verdad: El sol es un doble agente del mal:
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Calor que daña la piel
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Rayos UV que decoloran (color desvaído)
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Textura quebradiza
La Única Verdad: El Método del Maestro
Secado lento, gradual y a temperatura ambiente:
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Retira el exceso de agua con un paño.
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Rellena el interior con papel absorbente o, idealmente, inserta hormas de cedro (absorben humedad gradualmente y mantienen la forma original).
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Colócalos en lugar seco y ventilado, lejos de calor o luz solar directa.
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Ten paciencia (24 a 48 horas): única forma de evitar daños.
La ciencia y paciencia del artesano siempre ganan sobre la sabiduría popular en el cuidado del calzado de lujo.